No todo en la vida es mejorar tus marcas, ser el primero de todos, las "palmaditas" en la espalda diciéndote lo máquina que eres y lo fuerte que estás, el que te digan que estás nadando como nunca, pedaleando como en tu vida y corriendo como jamás lo has hecho.... NO... A veces ayudar a alguien a correr, un mensaje de ánimo, que se concentre en sus pasos y no en lo mal que va y entrar a la meta con esa persona, da una sensación y un "noseque" por el cuerpo que no lo supera ni bajar de las 10 horas en un Ironman, con todos los respetos y mi más absoluta admiración a los que lo consiguen, por supuesto.
Yo lo creía así, pero no lo había experimentado jamás, hasta el día del Sailfish Half Triatló de Berga. Os puedo asegurar que es una sensación increíble, probarla de verdad, pero permitidme que os explique como aconteció:
Salimos una expedición de Rayos con acompañantes des de la sede del equipo dirección Berga, con las maletas cargadas de ilusión y energía para un fin de semana que se esperaba duro. Una vez allí y después del recorrido, check-in en el hotel y a dejar las bicis en el pantano, donde se realizaba la natación y la T1. La verdad es que el paraje es precioso y la organización de la T1 es inmejorable, con todas las bicis colocadas en la presa, y un espacio en BOX más que suficiente para cada triatleta. Una vez dejadas las bicis, nos dirigimos a comer y a descansar un rato, ya que aún, como aquel que dice, ni tan siguiera habíamos abierto la maleta.
Una vez realizado el mini-descanso, nos dirigimos al briefing, bien avisados de que se retrasaba, pero cual es nuestra sorpresa cuando nos comunican que han suprimido el briefing en inglés y el de castellano ya se ha realizado!!! A pesar de eso, uno de los miembros de la organización tuvo la paciencia y la deferencia de solucionarnos todas las dudas que teníamos, fue muy amable. Así las cosas, después del "briefing particular" nos dirigimos a la pasta party donde pudimos degustar unos más que decentes spaghettis y seguidamente fuimos hacía el hotel a descansar, no sin antes hacer parada en un bar para ver el Barça, eso si, muchos muy sanotes tomando manzanillas y menta-poleo (Por lo que veo estoy empezando a crear una moda!).
Me suena diana a las 6,15 y algo raro, pero positivo, noto en mí. He dormido genial y tengo el cuerpo muy descansado, huelo a carrerón!. Los compañeros de equipo van dejando todo el equipaje en la habitación de Alba y mía, ya que es la que contratamos para hacer el check-out más tarde, y nos disponemos a coger el autobús dirección al pantano con Ivan Herruzo, a quien nos encontramos por el camino también listo.
Una vez llegados al pantano, procedemos a prepararlo todo, y cuando estamos hinchando mis ruedas... PLAS!!! El pitorro de la mancha rompe la entrada de aire de la cámara de la rueda de atrás y me pincha la rueda! Momentos de desesperación, de angustia, hasta que un amable voluntario nos dice que hay un servicio fuera de arreglos de última hora. Así llevamos la bici hasta la entrada de la T1, Juanjo se lleva la rueda y en un santiamén solucionan el problema y BUFFF!!! Se van las sensaciones de angustia y vuelven las de carrerón.
Así, coloco las cosas bien en su sitio: Casco, dorsal, gafas, geles, barritas, zapatillas caladas con gomas, todo listo y me dispongo a ponerme el neopreno, gorro y gafas, que en menos de 10 minutos se da la salida. Me giro y veo a Alba que ya empieza a hacer cara de preocupada. Le dijo que la quiero, un beso y su "VES CON CUIDADO", que ya lo necesito como si fuese un mantra, para después reunirme con Juanjo y Marc para ir hacía la rampa que llevaba al agua.
Una vez llegados a la rampa, intento calentar todo lo que dignamente se puede fuera de la misma, siendo consciente que dentro no se podrá y de lo rápido que se me clavarán los brazos de lactato por el estrés de la salida (600 garrulos y garrulas a diestro y siniestro de golpe) y, sobretodo por no calentar. Nervios y confidencias de última hora hacen que la espera pase más rápido y cuando ya estamos a punto de entrar en el agua nos abrazamos los tres con un "VAMOS COÑO" bien fuerte! Sigue oliendo a carrerón!
Después de una preciosa interpretación del "Con te partiro" de Andrea Bocelli se da la salida a la natación donde como no, las tortas se dan por doquier. No me gustaría pensarlo pero empiezo a creer que hay gente más preocupada en dar leches y hundirte que en nadar. El camino hacía la primera boya es un sucesivo de golpes y cambios de orientación buscando huecos que no me dejan tener un ritmo correcto hasta a medio camino, donde encuentro unos buenos pies y decido seguirlos. Después de pasar la segunda boya levantó la cabeza para orientarme y cual es mi sorpresa cuando me doy cuenta que los pies que llevo siguiendo desde hace más de 400 metros son los de Marc! Me pongo a su lado y casi al final de la natación lo adelanto, y creyendo que lo había dejado más atrás me pega un chillido y salimos los dos de la natación sonrientes, conscientes de que hemos gastado muy poco en la natación y que, sobretodo la segunda parte del recorrido, la hemos disfrutado!
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| Aquí se demuestra lo enteros que salimos del agua Marc y servidor |
Despues de 3h 06' pedaleando y pasar el "Muro de Berga" más que dignamente gracías a los ánimos de Rafa, Borja, Joel y compañia, llego a la T2, dejo la bici, bambas de run, visera, gel "pa'dentro" y a córrer la media maratón. La verdad es que después de la buena bici la carrera a pie se me antojaba como una incógnita, más aún teniendo en cuenta el torrido calor que hacía. Aún así, en los primeros kilometros mantengo un ritmo un poco más fuerte que el que tenía pensado, pero noto que lo puedo aguantar durante las 3 vueltas de 7 kilometros. Durante toda la carrera me voy encontrado con muchos más Rayos con quienes nos damos ánimos y a destacar a Gloria, que se estaba marcando un carrerón sencillamente espectacular! Aún así la felicidad "Rayo" no era completa: Juanjo llevaba toda la carrera a pie andando, con una pájara enorme.
El circuito de carrera a pie de Berga no se caracteriza precisamente por ser plano, pero si le añades el sofocante calor que hacía y los trayectos en los que el asfalto estaba más que recalentado, le daba un punto más de dificultad, a pesar de ello, me sentía bien y con fuerzas. Una vez finalizada la primera vuelta, me toca la primera toma de gel y en el primer avituallamiento que encuentro procedo a ello. Miró el reloj y calculo que yendo a este ritmo bajo de la 1h 45' en la media seguro, CARRERÓN VAMOS!!, pero nada más pensar esto me da un ataque de flato, todo por pasarme bebiendo, pensando más en el calor que en mis sensaciones; aún así, soluciono el problema rápido y vuelvo a coger el ritmo perdiendo apenas 15 segundos. Seguimos en la guerra!
Así sigo con mi ritmo hasta a punto de finalizar esta segunda vuelta cuando de repente me encuentro con Juanjo, que va muerto, andando y dando bandazos con la cabeza. Se había propuesto bajar de las 5 horas y al no conseguirlo, el pajarón que llevaba encima se había acrecentado por culpa de la cabeza. Aiii la cabeza.... esa caprichosa que nos puede llevar al estrellato y la que, como en este caso, también nos puede hundir en la más absoluta miseria. Me quedé unos metros a su lado, y le dije que intentará correr, cosa que accedió y al notarle que solo era la cabeza lo que le frenaba, que la pajara la podría soportar, fue entonces cuando me dije a mi mismo lo siguiente: "FRANKY, a la mierda el carrerón, habrán muchos y aún mejores, hoy es el día de darle las gracias a quien te enganchó a esto, hoy es el día de ayudar a quien te ha hecho mejorar sacrificando el mismo sus ritmos más altos, hoy es el día de ayudar a un amigo a correr, HOY ES EL DÍA DE JUANJO".
Y así fue como los dos realizamos juntos la tercera y última vuelta de la carrera, conscientes de que bajaríamos de las 6 horas, sufriendo pero contentos, compartiendo confidencias y alguna que otra risa sufrida, animando a los Rayos que nos adelantaban, sobretodo Marc y su enorme media maratón; parando en los avituallamientos para comer e hidratarnos bien y negociando cada vez que Juanjo quería frenar ritmo y andar, que evidentemente como buen abogado de profesión, siempre ganaba yo!
Finalmente, y después del sufrido último repecho que Juanjo incluso me dió un "mini-palo", enfilamos la bajada, curva a derechas, y directos a recta de meta. No lo pude evitar pero pasó, se me erizó la piel, las sensaciones se multiplicaron a mil y arranqué a llorar. JUANJO me dió las gracias, pero a quien tengo que dárselas es a él, de ahi mi gesto de alabarle al llegar a meta, por hacerme sentir, por volver a vibrar, por volver a recuperar aquella misma sensación de cuando hice mi primera carrera, la CURSA DELS BOMBERS, hace casi dos años; pero por encima de todo, ayudarle a correr fue un intento de devolverle una millonésima parte de todo lo que ha hecho el por mí para engancharme a algo que ha pasado a ser parte mí y que me define tal y como soy y, que ante todo, ME HACE FELIZ.
Quisiera dedicarle esta crónica a Daniel Araguz Arroyo, el compañero triatleta que falleció en esta misma competición. Estés donde estés DESCANSA EN PAZ COMPAÑERO y un fuerte abrazo!
BON CÔURAGE!
